domingo, 24 de enero de 2016

El puente de los espías#Clásico


Título original                       Bridge  of Spies

Año                                      2015

Duración                              135 minutos

País                                      Estados Unidos        

Director                                Steven Spielberg

Guión                                   Matt Charman, Ethan Coen, Joel Coen

Música                                  Thomás Newman

Fotografía                             Janusz Kaminski

Reparto                                 Tom Hanks, Mark Rylance, Amy Ryan, Scott Shepherd,

                                              Sebastian Koch, Billy Magnussen, Alan Alda, Jesse Plemons,

                                              Eve Hewson, Peter McRobbie, Austin Stowell,

                                              Domenick Lombardozzi, Michael Gaston.

                   





"El puente de los espías" inicia su andadura de forma trepidante. La  sensación  durante todo el metraje es la de encontrarse en una montaña rusa. Ésta asciende al inicio mientras que la bajada es trepidante; para pasar a un tramo central de llano, con la velocidad todavía de antes, para subir de nuevo y bajar al final en un suspense. La película de Steven  Spielberg ( qué se puede decir de este director, pues todo lo que quieras, que sus películas atrapan al espectador en la butaca donde lo mantiene atado y pendiente durante todo el metraje. Quizá sea el más prolijo entre todos los directores en afrontar temas diferentes con tanto acierto que, incluso, ya en vida se le puede considerar, sin temor a engaño, que estamos ante un clásico, no es necesario repasar su filmografía porque nos llevaría  folios y más folios) se recrea en la figura del espía en la etapa de la guerra fría de los bloques: ruso y norteamericano.








Pasada la Segunda Guerra mundial, después de la guerra y la sangre derramada por unos y otros, la hegemonía de la humanidad está entre estas dos potencias. El interés de camuflar a un técnico como espía en el bando contrario es constante para enterarse de las maniobras políticas del adversario en todos los ámbitos culturales. Se pretende llegar el primero a la meta de los adelantos antes que lo haga la otra potencia para dar a conocer al resto del mundo quien domina sobre la faz de la Tierra y, por tanto, qué bloque es el más poderoso de los dos: el comunista o el capitalista.  De entrada, el inicio de la película marca una genialidad de despliegue de la CIA en persecución sobre el espía ruso. Los hombres de traje parecen ocultarse debajo de un sombrero y jugar al despiste detrás de un periódico. Hay un momento en que ya no se sabe si todo el vagón del tren está plagado de espías. La persecución se mezcla en medio del tugurio de pasajeros que despistan al perseguido. Una vez conseguida la caza del espía se debe buscar un aliado que lo defienda y que sea sensato con el preso. No puede haber otro mejor que no sea Tom Hanks tan camaleónico en multitud de papeles diferentes, (como también le ocurre al director)  el cual puede representar personajes de retrasado mental, astronauta, soldado, carcelero, náufrago, gánster o espía en funciones. Su nueva ocupación mantiene enfrentado a su hijo porque en el colegio se estudia sobre la guerra fría y las posibilidades de ataque comunistas, por eso no está bien visto para su hijo que defienda a un enemigo del pueblo americano. Él, abogado alejado de la política, es la persona ideal para que haga de mediador entre las partes enfrentadas para que se realice el canje de prisioneros espías de las dos partes.( recuerda la película española "Negociador" de Borja Cobeaga donde un Ramón Barea, que realiza de intermediario, se las verá con la banda etarra, eso sí, en una época diferente) Muestra la fragmentación de la Alemania del Este entre los poderes rusos y los alemanes. Las autoridades preocupados sobre todo por terminar el muro, por donde rodarán vidas porque lo quieren escalar, que divida las dos alemanias porque lo más importante es colocar ladrillos de por medio. La delicadeza de Spilberg está en mostrar las imágenes de los edificios derruidos por las bombas y las gentes vagando por las calles con necesidad de atención, pero ya se sabe: levantar el muro es imprescindible antes que preocuparse de reparar los desperfectos de la guerra o los cuidados de una necesitada población. Éste simboliza las dos sociedades diferenciadas: por un lado, la socialista con un régimen absoluto y totalitario donde el estado tiene plenos poderes sobre el ciudadano, por el otro, la capitalista donde el emprendedor puede obtener beneficios y prosperar en detrimento del proletario. Al final, la intriga es más que contenida porque el intercambio se realiza con cierto suspense. Por otra parte, es más que probable que se intente infiltrar de nuevo otros agentes o emprenderla con nuevas carreras fuera del espacio terrestra para demostrar la supremacía sobre su oponente.








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