domingo, 10 de enero de 2016

Truman



Título original                Truman

Año                               2015

Duración                       108 minutos

País                               España

Director                        Cesc Gay

Guión                           Cesc Gay, Tomás Aragay

Música                         Nico Cota, Toti Soler

Fotografía                    Andreu Rebés

Reparto                        Ricardo Darín, Javier Cámara, Dolores Fonzi, ÑAlex Brendemühl,

                                    Javier Gutiérrez, Eduard Fernández, Elvira Mínguez, Silvia Abascal,

                                    Nathalie Poza, José Luís Gómez, Pedro Casablanc, Francesc Orella,

                                   Oriol Pla, Ana Gracia, Susi Sánchez, Ágata Roca.


       



https://www.youtube.com/watch?v=qciEYQX4ov4




La película parte con la preocupación inicial del propietario de un perro, "Truman" que da título a la película, sobre dónde y con quién va a  dejar el animal porque su dueño no se va a poder ocupar de él. La única preocupación del protagonista, Ricardo Darín, más allá de temer por su muerte, será la de darle un futuro confortable, pues no se trata de una planta.
Se preocupa por el duelo que debe pasar la bestia cuando él mismo falte, así se lo comenta al veterinario. Su amigo de siempre, Javier Cámara, ha venido desde el extranjero para pasar los últimos días con él. Sigue los pasos que da su amigo para sellar la grietas que pueda dejar su muerte. 









En primer lugar, comentarle al doctor que a partir de ahora se olvide de él, ya que no merece la pena luchar más por su vida y que a la mierda con el nuevo tratamiento; en segundo lugar, la visita obligada a la funeraria de su propio entierro, porque no pueden quedar cabos sueltos. Pasan ante su vista varios ataúdes. Aquí el que toma las decisiones es el futuro muerto. El vendedor de vestidos para muertos no cesa de ofrecer amabilidad y prestaciones diversas: tipos de flores, de música, fotos, filmaciones con el personal que asista al evento. El aspirante a difunto se queda hipnotizado ante las ofertas y solo es capaz de decir si sus cenizas entrarán en esa urna tan pequeña. Abordar el tema les resulta comprometido a personas que lo conocen y se hacen los despistados en un restaurante. Él se siente agredido porque lo único que pide es solidaridad en su causa: un saludo, un abrazo, un respeto a esa situación comprometida que debe pasar. Ese calor humano que le niegan es lo que más le duele. No vale que le digan es que no sé qué decir en esos momentos. Eso es lo más penoso de los amigos que le dan la espalda cuando más los necesita, porque esos ya no son amigos, solo conocidos. Confiesa a su amigo Cámara que no puede dormir porque piensa en la persona que irá a recibirlo en ese su último viaje. Comenta en cachondeo que será su padre sin duda porque su madre era muy despistada y seguro que se va pierde por el camino. Preguntas sin respuesta, comentarios corrosivos sobre un tema que pone las pelos de punta, pero que al mismo tiempo, el espectador mantiene la sonrisa encendida en la cara. La cinta sigue avanzando con la preocupación de dejar el perro en buenas condiciones. El poco tiempo que queda, todavía es suficiente para cruzarse con antiguos amigos, los cuales se separaron por su culpa porque él se había tirado a la mujer de éste. El marido doblemente cornudo ( es doble porque se repite la escena que se produjo en una película anterior de Cesc Gay “En la ciudad”, allí se las tiene que ver con su mujer, protagonizada por Vicenta N’Dongo, que se había enrollado con un amigo) no podía ser otro que Eduard Fernández, el cual no le guarda remordimiento alguno por haberse tirado a su ex. Se muestra tolerante con su enfermedad y le apoya en su causa, con un aploma y una entereza que el protagonista no puede hacer otra cosa que disculparse por su comportamiento desleal.  La sutileza e ironía con que se trata la muerte está en las antípodas de otras películas, por ejemplo “Amor” de Haneke, el cual  trata la muerte de forma cruda y directa con un Jean- Louis Trintignant excelente en un papel de crueldad extrema, donde dos ancianos se las ven canutas en ese camino duro de la existencia. Si esta última cinta  deja al espectador las tripas revueltas, "Truman" le da un respiro ante el mismo tema. Despedirse de la vida es decir adiós a todo: el perro, el hijo, la ex mujer, los amigos. El calor humano de los abrazos a una persona que no la vas a volver a ver jamás son los más reconfortantes. Al final, lo único que falta son los preparativos personales del enfermo para no alargar más la agonía. Llega la hora de las despedidas y su amigo, que le ha acompañado durante cuatro días, parece que se ha quedado algún tema en el tintero, como que les ha faltado tiempo para hablar sobre sus cosas de infancia, por ejemplo, aquella niña que les gustaba a los dos a la vez, aquel profesor que les daba cachetes en el culo o los cubatas rotos en el suelo de la discoteca después de una gran cogorza. El hilo conductor de la película no puede quedar en mejores manos. El mejor amigo no es capaz de rechazarle el último favor, aunque eso sea la putada más grande que le deja en vida. 

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