miércoles, 3 de febrero de 2016

Nebraska



Título original                   Nebraska

Año                                   2013

Duración                          115 minutos

País                                  Estados unidos

Director                            Alexander Payne

Guión                               Bob Nelson

Música                             Mark Orton

Fotografía                       Phedon Papamichael

Reparto                           Brude Dean, Will Forte, Stacy Keach, Bob Odenkirk

                                         June Squidd, Missy Doty, Kevin Kunkel,

                                        Ángela McEwan, Melinda Simonsen.  




La palabra viejo en el personaje quiere decir testarudo, obstinado, dejado, acabado, pero al mismo tiempo entregado y convencido de lo que piensa de lo que quiere conseguir por mucho que le insistan aquellos que lo quieren que está equivocado y que debe desistir. Él mantiene la idea y su posición firme en su cabeza destartalada de realizar lo que lleva entre manos y hasta que no la consiga no parará. “Nebrasca” de Alexander Payne busca socavar en el espíritu humano para sacar de él el dolor y al mismo tiempo la contradicción en la risa.
El director sabe condensar el drama junto con la comedia y mantener un equilibrio perfecto, es decir, podemos ver a una persona cabezota sin capacidad de comprender,porque no le da la gana, pero al mismo tiempo nos reímos de la situación esperpéntica. En otras ocasiones de sus películas como en “A propósito de Schmidt” donde un Jack Nicholson realizaba el papel de recién jubilado de la empresa de toda la vida y ahora se le abría un mundo nuevo, desconocido, de vértigo ante la situación de no saber en qué emplear el tiempo libre o en “Los descendientes” donde un George Clooney se las tiene que ver con situaciones irrisorias cuando mantiene a su mujer en estado de coma profundo. Es la tragedia de la vida que se cruza con la hilaridad más descojonante. Por lo tanto, estamos hablando de un director que maneja el drama para teñirlo de comedia. Ata las penas con las risas al mismo tiempo. Esas situaciones grotescas son las que nos levantan la risa, porque consideramos que, en ocasiones, los humanos somos patéticos y nos reímos de ello. En esta ocasión, un obstinado anciano, pero al mismo tiempo gracioso, encantador, se obstina en cobrar un boleto de propaganda que dice estar premiado con un millón de dólares y además lo indica con su nombre. Por mucho que insistan sus familiares de que aquello es el timo de la estampita, y que debe desistir en el intento, él seguirá en sus trece y si para cobrarlo necesita escapar a pie carretera adelante con la mirada fija en el asfalto, pues lo hará plenamente convencido. La estafa se ve a la legua, pero el anciano, un excelente Bruce Dern( padre de Laura Dern) nominado al Óscar, pretende realizar una salida adelante, escapar de la rutina y conseguir unos logros que hasta entonces no ha conseguido como por ejemplo comprar una camioneta con lo que va a cobrar. El millón de dólares le importa una mierda su interés está en ir hasta su destino y validarlo que para eso le ha tocado en suerte el billete premiado. No importa que el cuerpo no le aguante y a la primera de cambio se pegue una hostia y se dé de bruces contra el suelo, porque él va a seguir con su plan cueste lo que le cueste. Como la familia es incapaz de convencer al viejo para que desista de la aventura, el hijo, no tiene más remedio que acompañarlo. Mientras tanto, el fin de semana está al caer y no tienen otra mejor idea que hacer una parada de visita a sus parientes en su ciudad natal. Allí rememorarán las historias del anciano cuando era joven. Se reúne la familia y se entablan diálogos de besugo. La cinta no decae porque aparecerá June Squibb, la mujer del anciano testarudo, la cual realiza un papel hilarante de un cachondeo total. Así, mientras visitan el cementerio, donde conocen prácticamente a toda la integridad de nombres de las lápidas, por cierto hay una con el nombre de Payne no sabemos si es una aparición del director como lo hacía el propio Hitckcock en sus películas, pero en este caso de una manera macabra. En ese lugar, la actriz, repasa las vidas de los difuntos y no deja títere con cabeza: que si aquella era una puta, que si aquel quería meterse dentro de mis bragas, que si el otro era un cabrón, así sin parar por mucho que los hijos le dijeran que desbarraba con cierta facilidad y que se pasaba de rosca. A ella qué más le daba si están muertos. Por otra parte, mientras el anciano visita los lugares de su juventud ya no tienen nada que ver con los que fueron antes, allí ya no está el personal que él conocía ni siquiera se acuerdan de ellos. Sin embargo,  si que encontrará ancianos en el bar que en cuanto se enteren de que le ha tocado un millón de dólares se acordarán de una antigua deuda impagada. Incluso los parientes sacarán a relucir viejos préstamos. La cosa no puede acabar de otra manera que a hostia limpia entre ellos, porque ni siquiera comentándoles que se trata de una mentira se lo creen. Suerte que por allí está la madre para cantarles las cuarenta y meterlos en vereda. A ellos, como auténticos buitres, solo les interesa que les pasen unos miles de dólares. Por otro lado, hay una relación estrecha entre padre e hijo, éste último busca consejos para paliar la situación endeble de crisis que mantiene con su pareja por culpa de no estar de acuerdo en tener hijos, pero el padre ya no está para esas historias, está pasado de rosca. Por eso, contesta que entonces no se planteaban esos problemas porque se follaba y ya está, eran otros tiempos. El pueblo entero, siempre con el pensamiento puesto en la pasta, considera que por fin ha triunfado y se rinde a sus pies. Finalmente, las situaciones sencillas se van sucediendo para restaurar temas pendientes del pasado. Dentro del drama se suceden escenas tiernas y de sonrisa fácil. Pasar conduciendo la  camioneta por la calle principal del pueblo ya es suficiente orgullo para el anciano. Algo tan sencillo como saludar a los tres o cuatro vecinos que pasean por la calle, los cuales ya informarán al resto de su paso por allí. En resumen, es un repaso a la vida de las pequeñas cosas de aquello detalles que marcan la frontera de lo humano con lo animal Es, en cierta manera, una proyección de la memoria, al recuerdo de las cosas que pasaron y que ya no volverán jamás y que nunca serán iguales. El recuerdo es la olla de la vida que se encuentra siempre en ebullición constante y por tanto ya no son como pasaron sino como ahora mismo uno las recuerda. 


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