viernes, 18 de marzo de 2016

El Clan




Título original El Clan

Año                 2015

Duración        110 minutos

País                Argentina

Guión             Pablo Trapero

Música          Sebastián Escofet

Fotografía     Julián  Apezteguia

Reparto         Guillermo Francella, Peter Lanzani, Inés Popovich,

                       Gastón Cocchiarale, Gisella Motta, Franco Masini,

                       Antonia Bengoechea, Gabo Correa.   



"El Clan" va de secuestros para pedir pasta a sus familiares. Algo tan sencillo y tan crudo como esto, pero con el contrapunto de estar con una familia respetable de las que nunca han roto un plato. Se buscará un zulo alejado o que no se pueda sospechar del trabajo que llevan entre manos, nada de eso, en el sótano o en una habitación de su misma casa. Y el personal familiar,  pues como si no pasara nada, son cómplices y ya está con tal de llevar un ritmo de vida bueno qué más da si al lado hay alguien que revienta de pegar gritos en gritar auxilio Recuerda la savajada del austriaco, Josef Frilzl, que mantuvo secuestrada a su hija durante 25 años que la violó y tuvo un sinfín de hijos con ella. Lo curioso es que Rosemarei, su esposa, como sucede con la familia del clan, confesó que no sabía nada del tema, normal qué va a decir.
Pablo Trapero, su director argentino, siempre implicado con los temas sociales desde sus inicios con la película(1) "Mundo grúa" donde narra, en blanco y negro, la vida corriente de un tipo que se pasa el tiempo de su vida sobre una excavadora y con pocos más alicientes en su perra vida. Siempre del lado de los más desprotegidos así, por ejemplo, en (2) "Leonela" ( Martina Gusmán que repetiría en sucesivas de sus películas) muestra las penalidades del mundo carcelario en los huesos de una mujer embarazada y condenada a varios años de prisión. Si una persona está desprotegida en un antro de estas características ni que decir que con un churumbel a cuestas todavía más. Posteriormente en(3) "Carancho" ya tira de la mano de un actor con gancho como es un Darín tramposo que quiere estafar a las compañías de seguros de coches tirándose encima del capó de un coche que pase por la carretera, para, aunque se pierda una pierna en el intento, cobrar una pasta gansa de la indemnización del seguro; o (4)"Elefante blanco" que cuenta las peripecias de dos curas entregados con la causa de los pobres en un barrio marginal con la vida en juego ante las drogas y las mafias. En este caso, el cambio de cromos de actores Darín por Guillermo Francella da la talla a la perfección en ese padre de familia con las dos caras: por un lado, el perfecto padre de familia que mantiene la compostura frente a la evidencia de los secuestros, por el otro, el secuestrador asesino que no le temblará el pulso si tiene que apretar el gatillo de la pistola que encañona la sien del imbécil que se quiere ir de la lengua. La productora de Almodóvar, El Deseo, se implica en levantar el proyecto.







La trama se monta a partir del final hasta los inicios de los secuestros y se van fraccionando por fechas y años determinados. Al mismo tiempo se pasan discursos políticos de la época transcendentales de situaciones por las que pasó el país tales como la guerra de las Malvinas, levantar ese patriotismo tan tocado por la derrota abultada por la maquinaria de guerra inglesa o el inicio de la democracia de Alfonsín. Arengas a un pueblo seriamente castigado por las dictaduras y sus políticos patéticos. La sombra de las madres de la plaza de Mayo recorre como un fantasma durante todo el metraje como recuerdo de aquellos desaparecidos políticos o no que nunca más se supo de ellos. El discurso político nos introduce en una época de cambios y al mismo tiempo nos marca las reglas de veracidad de que aquello que estamos viendo en lo sucesivo son la pura y dura realidad. 
Los secuestros dan miedo, pánico porque te sientes víctima y notas el frío en tus propias carnes. Colocados los pasamontañas en la cabeza como si se tratara de un atraco a una sucursal bancaria. Ese maletero siniestro de Scorsese en "Uno de los nuestros" se reproduce ahora a la argentina, cargado de golpes de culata de pistola y sangre para acallar el secuestrado. Ese clan es una familia perfecta que no se habla de nada de los secuestros y de cara al exterior son de lo más normales. Pese que en el seno de la familia se sabe todo el trapicheo que se llevan con las víctimas, pero la cosa no va con ellos. El clan familiar actúa como una maquinaria perfecta con un engranaje sin fisuras, no se comentará ni una palabra que se refiera a los gritos que suben del sótano. Resulta tan natural que tu padre le lleve una bandeja con el menú al secuestrado que asusta de verlo.  Cuando hay sospechas de ser descubierto solo tienen que apretar el gatillo y ajusticiar a la víctima. La familia guarda un orden espectacular de cara al exterior, como si de una familia perfecta se tratara, no levantan sospechas porque allí dentro no pasa nada extraño. La generosidad del padre es tal que se podría comparar a Tosar en el papel de conserje de una portería de un bloque de pisos de la peli "Mientras duermes" de Balagueró con una educación y un trato con los vecinos que raya la exquisitez, en cambio por dentro lleva la procesión de mala uva y si puede se los va a cargar a todos. Estamos ante el loco que tiene dos caras: la primera, la de un profesional reconocido y querido por todo su círculo que le rodea; la segunda, el loco que lleva dentro, el psicópata que como él no puede ser mejor que las demás personas dentro de la la sociedad, pues no queda otra que la de hacerlas sufrir al máximo. Lo único que le hace feliz es joder al máximo al personal de la escalera. Aquí, la familiar actúa como un clan y todos son cómplices porque ven y callan. Se mantiene al margen  de los acontecimientos y disimulan ante los asesinatos encontrados como si no supieran nada del tema y se hacen los locos. Las escenas de sexo y las de violencia se van intercalando: dolor y placer, dos hechos que se desarrollan al mismo tiempo. Los cómplices no se sienten afectados por la situación familiar y se mueven en sus vidas como si nada pasara. Finalmente, el marrón no puede durar toda la vida y  salta por los aires la estrategia de los secuestros. 


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