martes, 26 de abril de 2016

Darling





Título original Darling

Año                 2015

Duración         76 minutos

Director           Mickey Keating

Guión             Mickey Keating

Música           Giona Ostinelli

Fotografía      Mac Fisken

Reparto          Sean Young, Larry Fessenden, Lauren Ashley,

                        Helen Rogers, Brian Morvant, John Speredakos.

Darling” de Mickey Keating explora la vía de la elipsis: con el menor número de datos el espectador ya buscará completar los tramos vacíos. Este tipo de películas en blanco y negro puede tener dos lecturas: una, por un lado, muchos espectadores van a pensar que el director se ha quedado con él, vamos que se ha subido a una parra, por decir algo, con la cámara en la mano y que allí ha permanecido día y noche rodando hasta que se ha cansado para bajar más tarde a colocar los títulos de créditos de la película, además de pretencioso en mostrar unas imágenes morbosas y una trama idiota que no viene a cuento; dos, por otro lado, que la importancia de saber la procedencia del personaje o su historia no importa en el desarrollo de la trama; ahí está (1) “El último tango en París” de Bertolucci donde los personajes se desconocen y el móvil que les empuja es un desenfreno sexual de  uno hacia el otro, con la única intención de follar a saco. En este caso, la obsesión psíquica, patológica o de locura de remate, por parte de la protagonista, está en cargarse a un tío por el motivo que sea, por lo menos  desconocemos el sentido real que le mueva a realizarlo. La motivación existe ya sea porque está tarada de remate o por una obsesión de infancia, de vengarse hacia él o sencillamente por placer si partimos de que está loca. No lo sabemos y no nos importa saberlo para disfrutar si es que te gusta el morbo de las escenas escabrosas y retorcidas.




Si seguimos con la idea de que se ha querido dar el pegote con unas imágenes espectaculares  de la ciudad en blanco y negro a lo Woody Allen como lo hacía en(2) “Manhattan”, que abuse del misterio de las puertas y los pasillos a lo Kubrick en (3) “El resplandor” o planos externos del edificio más antiguo de la ciudad simulando(4) “La semilla del diablo” de Polansky. Estos ejemplos son palabras mayores. Por eso, querido espectador no esperes tantas sensaciones juntas. Hay eso sí, secuencias de suspense del clásico estilo: con las puertas que golpean en la tormenta y un personaje que deambula por la casa con sus neuras, ruidos inesperados y sospechosos más bien producidos por ella misma y su obsesión constante . Es una bajada a los infiernos del personaje, el cual parece que tiene temas escabrosos pendientes que resolver y lo hará en la casa de turno. Las elipsis constantes  o carencias de explicación se pueden tomar como una falta de respeto hacia el espectador o un vacío explícito que ya se completará con la imaginación de éste. Está repleta de simbologías como el crucifijo que encuentra en la casa y ya no lo suelta hasta el final, el sonido constante del reloj  alertando  el tiempo que pasa inexorablemente. Al mismo tiempo, los sueños, pesadillas, tormentas y sonidos repentinos sobresaltan constantemente ante el porte tieso de la protagonista y de ahí no pasa. Finalmente, es el tipo de películas que a unos les parecerá una porquería, en cambio a otros una auténtica genialidad. Bueno, ahí está la grandeza del cine: pasen y miren.

(1)


       
    
(2)
      
(3)        
                               
(4) 
                                     

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