lunes, 4 de abril de 2016

Un otoño sin Berlín



Título original Un otoño en Berlín

Año                 2015


Duración         95 minutos

País                 España

Director           Lara Izaguirre

Música            Joseba Brit

Fitografía        Gaizka Bourgeaud

Reparto          Irene Escolar, Tamar Novas, Ramón Barea,

                        Lier Quesada, Naiara Carmona, Mariano Estudillo,

                        Paula Soldevilla, Itziar Ituño, María Isabel Díaz,

                        Pablo Viña.



"Un otoño en Berlín" de la directora Lara Izaguirre cuenta las peripecias que debe para un personaje de ida y vuelta a su tierra. Se ve obligada a abandonar su casa y su pueblo porque necesita respirar aire nuevo, allí no puede. La tierra, el pueblo, las amistades, el amor le oprimen de tal manera que se ve necesitada de cambiar de vida. La película empieza “in medias res”, es decir la protagonista regresa de un viaje, pero el espectador desconoce los motivos de su vuelta ni siquiera por qué se produce un cierto rechado entre sus familiares que en principio debían amarla. Por lo tanto, el vacío argumental del inicio se ha de ir rellenando, en la medida de lo posible, conforme avancemos la visión de la cinta. Todo lo que sucede ahora está supeditado a lo que aconteció en el pasado.  El espectador seguirá con atención las situaciones pequeñas y entrañables que se desarrollan ante sus ojos.







Irene Escolar, personaje principal, arrastra la atención del espectador hacia esos planos cortos de su belleza y sinceridad que dan un toque a la película de naturalidad constante desde principio a fin. Esta actriz fue reconocida con los últimos premios Goya (2015) a la mejor actriz revelación y hay que reconocer que no faltan motivos para ello. El desparpajo que muestra en cada toma llena de aire fresco durante toda la sesión. La cámara se posa en su cara y como si fuera un imán ya no se escapa de ella en todo el tiempo. Se retiene para mostrarnos sus encantos, su luz, su desparpajo. El buen rollo que destila en pantalla y al mismo tiempo el personaje nunca tiene la suerte de estar acompañado por su pareja que padece un estado de reclusión existencial. Quizá la película no explique grandes cosas ni un desarrollo de acción frenético ( si es esto lo que buscan los espectadores mejor será que den un paso atrás o al lado), pero, a veces, en las pequeñas cosas se sacan grandes sentimientos. Aquí la reconstrucción de un pasado tormentoso se antoja más que necesario. La protagonista se aferra a su condición de luchadora por reavivar la llama del amor y salir con ella fuera para cambiar de aires ( por qué no a Berlín). El regreso a tu tierra para levantar el ánimo de alguien a quien sigues queriendo, pasados los años, no resultará nada fácil. Acaso se puede empezar de cero sin tener en cuenta lo que pasó en el pasado. En definitiva, la película pese a que no tenga acción mantiene atento al espectador porque los personajes se mueven en un ambiente de senibilidad y cordialidad que impregna toda la sesión. Ella es incansable y  lucha frente a ese muro de escritor que se refugia en su cueva como un animal temeroso de la luz. Quiere arrastralo a su terreno y llevarlo a esa idílica ciudad de Berlín. Ese destino es un mundo ficticio, el cual se pretende sacar de la oscuridad a su amor para llevar otro tipo de vida para disfrutar juntos fuera de ese ambiente que los ahoga. Finalmente, cuenta cosas sencillas de sentimientos incumplidos, pero deseados. La historia se ha ido completando o no, qué más da si lo que verdaderamnet importa es el futuro. La soledad de la protagonista ( recuerda, en parte, el abandono de la protagonista de Loreak)  se hace patente y Berlín queda muy lejos para los dos. Por qué no intentarlo en otra ocasión. 


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