Un día perfecto

Título original         A Perfect Day

Año                           2015

Duración                   106 min.

País                            España

Director                     Fernando León de Aranoa

Guión                         Fernando León de Aranoa, Diego Farias (Novela: Paula Farias)

Música                       Arnau Bataller

Fotografía                 Alex Catalán

Reparto                     Tim Robbins, Benicio del Toro, Olga Kurylenko, Mélanie Thierry

                                   Fedia Stukan, Eldar Residovic, Sergi López.

       

“Un día perfecto”, ironía del título, más bien un día para olvidar, tiene como hilo conductor la búsqueda de una cuerda que acaba de romperse para sacar a un fiambre de un pozo de agua potable. Por una cuerda les va la vida a una comunidad de civiles, porque la carne se pudrirá dentro y contaminará el agua. Las fuerzas de paz que atienden la zona del conflicto de los Balcanes están dispuestas a conseguirlo cueste lo que cueste. La guerra no está hecha para blandos recién llegados, porque a las primeras de cambio puedes encontrarte una trampa en medio del camino que te dificulta el paso y hay que arriesgar la vida. Esa mina que te espera tranquila para matarte no debe ser dificultad porque ya sabes a lo que te expones en estos lugares.

Daniel Calparsoro ya muestra las dificultades de entrometerte en esta guerra, así en “Guerreros” donde unos cascos azules, recibidos a pedradas por donde pasan porque antes de que llegaran ellos había paz, se las verán crudas en emboscadas de muerte entre bandos diferentes. Por tanto cuando el personal va en son de paz debes saber a lo que te arriesgas, porque puedes recibir un cañonazo desde cualquier bando. Los lugares y pueblos están ocupados por niños y abuelos que han quedado expuestos a la guerra por su condición débil. Tanto unos como otros intentan vivir al margen de los tiros y no se involucran con nadie por temor a represalias. La película se sostiene sobre dos pilares consistentes: Tim Robbins que destila buen rollo y pasotismo del estilo de “Cadena Perpetua”. Es un tipo que no espera nada ni a nadie del otro lado de la guerra. Por eso se siente bien y se mueve a la perfección en ese campo. Muestra ese aploma que él sabe dar a los personajes. Entrega  su vida por una causa justa como es ayudar a quien lo necesite. En cambio él no necesita mucho a cambio, porque en el fondo parece que le apetece pasarlas putas; Benicio del Toro mantiene el aura de ligón siempre atento a lo que pueda caer delante de su antiguo rollo. Preocupado por la causa de la paz, quizá un tanto alejado de sus papeles de mala leche como en “21 gramos”.  Transitan de un lado a otro con la simple intención de conseguir una cuerda para sacar al muerto del pozo. Algo tan sencillo como complicado de conseguir. Viajan por unos paisajes desolados, de casas arruinadas, hogares destruidos por culpa de la obsesión étnica, por las religiones fanáticas, por la ceguera del hombre. A cada paso que dan se presiente que alguien saltará volando por los aires. La cámara muestra la destrucción del hogar, los enseres, los recuerdos, los pequeños detalles  rotos. El odio no está tan solo en los políticos o los militares sino que ha traspasado la frontera de lo civil y entre vecinos cunde el pánico dependiendo de la raza que uno sea. La comitiva de paz encuentra controles  que les hacen retroceder, vacas muertas en medio del camino con una mina en su vientre , a la derecha o a la izquierda, vete tú a saber donde. Es la ruleta rusa. Ante esta situación, es buen momento para detenerse en el camino y sacar cuentas pendientes entre los personajes. El día les abrirá un camino secreto para bordear el peligro y continuar su labor. León de Aranoa nunca decepciona, pero después de ver "Los lunes al sol", Barrio o Familia, el espectador seguro que va a esperar mucho más y esto no es un defecto del director, sino de las expectativas que se tienen puestas sobre él.