lunes, 30 de enero de 2017

Regreso a Itaca



Título original Retour a Ithaque

Año                2014

Duración        95 minutos

Director          Laurent Cantet

Guión             Leonardo Padura, Laurent Cantet

Fotografía      Diego Dussuel

Reparto         Isabel Santos, Jorge Perugorría,

                     Fernando Hechavarría, Néstor

                    Jiménez, Pedro Julio Díaz ferrán      


Laurent Cantet es un maestro en explotar las situaciones en que se encuentran los protagonistas para darles una autenticidad realista convincente. Así, por ejemplo, en "Recursos humanos" sitúa la cámara en las relaciones generacionales entre padre e hijo dentro de una misma empresa de trabajo con puntos de vista distantes respecto a la manera de actuar frente a ésta, pues ocupan puestos muy diferenciados y uno defenderá a los directivos que quieren disponer de empleados obedientes, mientras que el orto se unirá a los guerreros sindicalistas o (1) "La clase" ( Palma de Oro en Cannes 2008) donde un profesor deberá luchar a fondo si quiere doblegar a unos alumnos conflictivos. la lucha humano por conseguir la razón personal siempre está presente en sus cintas. En "Regreso a Itaca" vuelve a mostrar ese aspecto humano de confrontación de posiciones dispares o adversas, pero en un ambiente muy diferente:

una azotea en la Habana frente al Malecón. La reunión de cuatro amigos ( más Jorge Perugorría

que incendiará la conversación con su porte chulesco y de sobrado, pero en el fondo un amargado de la vida) porque ha vuelto un colega que marchó al extranjero hace muchos años y todo ello provoca que asomen trapos sucios de comportamientos dispares. El recuerdo les lleva a navegar  por una vida de fracaso o al menos en su declive, casi acabada. Aquello que empieza con alegría  y buen rollo se va encabronando hasta límites insospechados.




Mientras suena "Eva María se fue buscando el sol en la playa" de los Formula V, cuatro amigos ( tres tíos y una chica) la cantan efusivamente como para emular aquellos tiempos pasados. Acaba la música y los comentarios son banales: "por qué no dejas de fumar". No tarda en aparecer la infancia y la adolescencia: "aquella del culo gordo, el vampiro de los dientes". Están ahí para eso: desmontar los recuerdos, el tiempo pasado y verlo desde un prisma diferente, con el hacha del tiempo rebanando sus ilusiones. Primero destripan a los que no están ( aquí no se libra nadie de una crítica descarnada), después les tocará pasar por la crítica a ellos mismos.
La música sigue acompañando a los reunidos: suena "Aquellas pequeñas cosas" de Serrat. Ahora toca acercarse a sus propias vidas. Las fotos del pasado, cómo ha pasado el tiempo sin darnos cuenta ( melenas, pantalones apretados y un montón de sueños en la cabeza por cumplir), así éramos de jóvenes. En esto que se añade un quinto amigo, Jorje Perugorría, con un aspecto de vividor siempre con la botella de güisqui en la mano. Cada participante cuenta sus penas en la isla: pintor frustrado, ingeniero de pacotilla, oftalmóloga que vive de la caridad. Mientras, al lado mismo, la vida sigue viva y en una de las terrazas se oye el grito de un cerdo que va a ser ajusticiado.
Vuelve a sonar la música con Mamas and the Papas con "California Dreamin". Aquí llega la confesión final del recién llegado que se le culpa de no haber estado en los momentos difíciles cuando murió su mujer de un cáncer. Él justifica la acción porque estaba perseguido por el régimen, pero que ya se quiere quedar porque allá no se siente él mismo y se siente incapacitado de desarrollar su profesión de escritor. No le sale ni una letra. En fin, hay intercambios de alegrías compartidas y de pegadas en pleno rostro de cinco amigos que el tiempo y la distancia los ha hecho diferentes y que cualquiera que vea la película se puede poner fácilmente en sus pellejos.El tiempo madura la fruta hasta pudrirla. Así somos los humanos.

(1)

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